Vivir en pareja

Saludos, queridos lectores. Espero que se encuentren excelentemente y que hayan pasado unas fiestas agradables.

Este es mi primer escrito del año y he decidido hablar de la pareja. En las últimas semanas ha llamado mi atención la enorme cantidad de personajes de los medios de comunicación que, compartiendo sus historias de vida, refieren haber decidido no "dar el sí" con sus compañeros amorosos y pareciera que promueven un proyecto de pareja donde no se acude al matrimonio "para evitar problemas".

Los diálogos de las entrevistas que menciono, afirman que, por las experiencias negativas en el casamiento, las artistas desean mejor disfrutar su pareja actual sin tener que hacer una ceremonia o un documento. Además, quienes en su momento si se animaron a entrar de lleno a la vida conyugal hoy se quejan de ello porque sufrieron toda clase de infidelidades y abusos; así que hubo quien comentó que mantenía al esposo, otra refirió tenerle miedo a su cónyuge y una dijo haberse visto forzada a estar en casa, hacer labores domésticas y abandonar finalmente su carrera artística tras el matrimonio.

Y así como ellas, ¿cuántas de las personas que conocemos no habrán pasado por algo similar? ¿cuánta gente no piensa que casarse es anticuado y dicen que ya no se usa?

Algunos de los libros que he leído, afirman que el problema del matrimonio es el amor romántico, en el que al hombre desde pequeño le enseñan a visualizarse como una persona que no tiene que sufrir ni hacer sacrificios, él es el héroe, un violento guerrero y triunfador, por el contrario, la mujer desde niña entiende que para amar habrá que sufrir, aguantar y esperar a su amor y realizarse dando vida[1]. Otras posturas presentan al matrimonio como una cuestión política, porque las leyes lo construyeron con supuestas desigualdades; lo que puede ser debatible y llevarme a muchas páginas, pero no es mi interés promover el vínculo de la pareja en el marco del matrimonio o ahondar sobre sus efectos legales.

Personalmente, pienso que estar juntos como pareja, ayuda a nuestro crecimiento, debido a que es en la pareja que podemos ver nuestro reflejo y entender nuestras áreas de oportunidad y podremos conocernos mejor, o como lo refiere Jorge Bucay, “la relación suma”[2]. Sin embargo, es importante considerar muchas cosas antes de decidir emparejarse, indagar en las expectativas que tienen el uno del otro y cuáles son sus creencias respecto a una relación duradera, pues todo ello constituirá las bases sobre las que se construirá esta relación. Conocer el punto de vista del otro ayudará a relacionarse desde el amor y la equidad, evitando hacer el mal al cónyuge. Por eso, considero que no es la institución del matrimonio el problema, ni los roles dentro de este porque siempre se puede dialogar sobre lo que se espera que tu pareja o tú mismo hagan en la cotidianidad o dentro del matrimonio; también, creo que el casamiento legal ayuda para que ambos tengan derechos y obligaciones que puedan respaldar.

Como nuevamente lo señala Jorge Bucay, para construir el amor, hay que ver al ser amado tal cual es y poder amarlo, sin buscar en él un ideal, amar es procurar el bienestar del otro y es importante comprender que esa persona no va a darle solución a nuestra vida, no llenará los huecos, no se trata de que alguien valla a curar las angustias y el aburrimiento[3]. Otra característica del amor es la reciprocidad, el amor es mutuo, tiene que ver con ser amigo del otro, amar es desinteresado, estar ahí por la persona misma y procurar el bien al otro[4].

Una pregunta importante que debemos hacernos al procurar una pareja es ¿en qué situación te encuentras?, es decir ¿buscas a alguien para que te salve de tu vida actual, o tus expectativas son encontrar en el otro un estado de constante felicidad? o quizá deseas una pareja sin saber primero quién eres, que anhelas y que puedes dar. Sí tienes una idea positiva de amar y de formar una pareja, y si a la vez lo dialogas y haces acuerdos, la relación se afirmará y lograrán una construcción favorable; quiero decir, formar con la otra persona un hogar para ambos, en donde se expresen respeto y evitando la crítica banal, pero también buscando ser amigos y divertirse, crear constantemente mapas afectivos que nos digan a dónde va el otro, cuáles son sus sueños y anhelos. Hay que saber que gustos tiene tu pareja, cuáles son sus miedos y trabajar cada día en la relación dando gracias por las atenciones, es muy importante todo lo anterior y si a eso le sumas amor y cercanía por parte de ambos, tal vez la vida en pareja será mejor[5].

En resumen, la vida en pareja y sobre todo la vida matrimonial es un reto, pero no uno que nos deba tomar desapercibidos, pues hoy en día contamos con un gran cúmulo de información para ayudarnos a tener éxito en el amor; informémonos cada día y trabajemos en nosotros para no llegar a una relación buscando la solución a nuestra problemática personal. Mejor entrar a la pareja siendo nuestra mejor versión, buscando relaciones que aporten valor a nuestras vidas y donde nosotros también demos lo mejor.

Hay que re pensar todo aquello que sabemos (o creemos saber) sobre el amor en pareja, aprender nuevos significados y ponerlos en práctica.

Ya para finalizar, me gustaría cerrar esta entrada con las siguientes líneas del libro Amarse con los ojos abiertos:

“En vez de buscar refugio en una relación, podríamos aceptar su poder de despertarnos en aquellas zonas en que estamos dormidos y donde evitamos el contacto desnudo y directo con la vida. La virtud de ponernos en movimiento hacia adelante mostrándonos con claridad en qué aspecto debemos crecer.

Para que nuestras relaciones prosperen, es menester que las veamos de otra manera; como una serie de oportunidades para ampliar nuestra conciencia, descubrir una verdad más profunda y volvernos humanos en un sentido más pleno.

Y cuando me convierto en un ser completo, que no necesita de otro para sobrevivir, seguramente voy a encontrar a alguien completo con quien compartirlo que tengo y lo que él tiene.

Ese es, de hecho, el sentido de la pareja. No la salvación, sino el encuentro. O, mejor dicho, los encuentros.

Yo contigo.

Tú conmigo.

Yo conmigo.

Tú contigo.

Nosotros, con el mundo”.

 

Bibliografía



[1] Herrera, Mujeres que ya no sufren por amor, p. 6

[2] Bucay, Amarse con los ojos abiertos, p. 21

[3] Bucay, Amarse con los ojos abiertos, p. 34

[4] Adame, ¿Qué es el matrimonio? Su naturaleza ética y jurídica, p. 22

[5] John y Julie S. Gottman https://youtube.com/@TheGottmanInstitute?si=E872EZaLZLseqhkB

 

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