Memorias de una Geisha, un enfoque diferente.

Queridos lectores de este blog, hoy me encuentro terminando de leer por segunda vez esta obra, que me gusta por su belleza oculta en los detalles, el contenido romántico y la complicidad entre la protagonista y su mentora. Les cuento: “La historia toma lugar en Japón, basada en hechos cotidianos e históricos de una geisha en los años '30 y '40”. El autor plasma en ella las costumbres sociales, presenta la educación, religión, organización familiar y económica de las geishas.

Otro acierto del libro, es que logra el interés del lector con una narrativa que encierra lo ya mencionado, en una historia que contrasta la pobreza del Japón rural de principios de siglo con los lujos y privilegios de los nobles y adinerados, al mismo tiempo que escribe acerca de la disciplina en el arte, de la perseverancia por parte de la heroína y lo que enfrenta para estar con su amor.

Hoy externo este análisis, porque creo que podemos aprender de esta historia mostrando lo que cuesta realmente el placer masculino, proveniente de quienes venden y compran niñas; busco que reflexionen conmigo en lo perjudicial de la pobreza y el abandono, sobre todo cuando se encuentran con una economía formada por gente que prepara y lanza mujeres al mercado erótico. Espero así, crear diálogo que informe, pero también prevenga a la sociedad de lo que conlleva buscar, consumir y prestar servicios sexuales.

Las “joyas del Japón” como las ubica el libro, fueron niñas vendidas que tuvieron que abrirse paso sirviendo, estudiando, endeudadas antes de saber si quiera lo que eso significa, sin poder haber elegido otro camino. Siendo perjudicadas por la crisis económica, la enfermedad y la muerte de sus padres, así como la audacia de quienes se aprovechaban de ello para comprar y vender niñas sin pudor.

La historia menciona esto mejor que yo. Ya en sus primeras páginas, describe la pobreza del pueblo natal de la protagonista, “Chiyo” y nos plantea la situación precaria de sus padres, rematada con la grave enfermedad de su madre, todo ello formando un panorama perjudicial que desencadena una serie de preocupaciones en la niña, mismas que la aturdirían hasta llevarla a un inopinado encuentro con el señor Tanaka, a quien comenzaría a ver con esperanza.

Desde su situación, la pequeña imaginaba un héroe y así lo habló con su hermana:

“-Nuestro papaíto está ya muy viejo... Y como mamá está enferma, creo que al Señor Tanaka le preocupa nuestro futuro. No tendremos quien se ocupe de nosotras”.

Cuando leí esto, imaginaba igual que esa niña, que el señor Tanaka la adoptaría y sufrí cuándo a ella y su hermana fueron introducidas en un tren rumbo hacia una vida violenta, llena de abusos, donde se tendría que ganar el pan y conocería más chicas como ella.

Así es como se cruza con su primera amiga: “Calabaza” y ella le cuenta su historia:

“-Nací en Sapporo. Pero mi mamá murió cuando yo tenía cinco años, y mi padre me envió aquí a vivir con unos tíos. El año pasado mi tío se arruinó, y aquí me tienes”.

 “A mi padre le echaron un mal de ojo y murió el año pasado. No puedo escaparme”.

Ustedes creerán que, cuando a una menor le faltan sus padres, habrá tíos o abuelos que cuiden de ella, pero muchas historias reales nos recuerdan que no siempre es así.

Al mencionar estas condiciones económicas, la enfermedad o la muerte, no pretendo justificar la venta de niñas, más bien busco prevenir a las parejas, recordándoles que los hijos exigen una crianza responsable, techo, comida, educación y también habrá que formarlos en valores, espiritualidad y amor. Por ello, en el momento que sueñen formar una familia, recomiendo examinar su situación, hacer un plan económico; trabajen duro, busquen a alguien de mucha confianza para que, en momentos de enfermedad o muerte, los puedan apoyar.

En este momento dirán que exagero, pero como es mi costumbre en este blog, deseo con cada artículo tocar fibras para lograr cambios y prevenir situaciones; es por esto, que aprovecho para recomendar que lean el libro, o vean la película y analicen el contexto para que, al igual que yo, encuentren el verdadero mensaje.

Al principio, cuando leí memorias de una geisha, no me pasó por la mente la crueldad de este emporio que abusó de familias que ya no se podían sostener, acuerdos injustos que se basaban en usar personas necesitadas para enriquecerse y la existencia de mujeres mayores que educaban meretrices o sirvientas sin poderse escapar, tuve que leer dos veces para entender que el autor hizo una vasta investigación para narrar los abusos de esta sociedad nocturna; organizada meticulosamente para dar trabajo a maestras de música, establecimientos de belleza, formar vínculos de supuesta hermandad, sosteniendo así el negocio que consistía en distraer a los ricos, ofreciendo y cobrando por algo más que servir sake.

Ingenuamente romanticé cada capítulo; me sorprendí por las detalladas descripciones de los coloridos paisajes y figuras de todos los kimonos, admiré los maquillajes, sufrí las pérdidas de Sayuri, me enamoré con ella, creí que su vida por ficticia que fuera, muestra que el destino es un poder que dirige a un final romántico.

Ustedes y yo sabemos, que, aunque la vida es algo diferente que las novelas, hay historias de trabajos clandestinos muy parecidos a los de este libro. Actualmente hay miles de familias que viven en pobreza extrema, tal vez no vendan a las hijas para ser geishas, pero sí las dejan en orfanatos; existen matrimonios arreglados por intercambios de adolescentes a cambio de un bien, jóvenes que se ven solas y sin control de sus vidas. Tomemos un momento para reflexionar; ¿tendrás alguna conocida con una historia parecida a la de la protagonista?

Creo que para muchos es muy fácil asegurar que las mujeres que entretienen a los hombres y algo más, son seres inferiores, preferirán creer que ellas decidieron su trabajo, que hasta les gusta o las considerarán merecedoras de violencia, enfermedades y vicios, pero yo preferiría no juzgarlas a la ligera y mejor tomar en cuenta que hay un sistema que sostiene este medio de obtener dinero, una cultura de deleite físico centrado en las apariencias que genera ganancias millonarias ofreciendo servicios sexuales, pero ¿quién se lleva esas ganancias?. Quienes se sirven de esto, prefieren no pensar que hay dolor en estas prácticas, o ignoran que dichos negocios abonan a vidas dañadas, tanto para las que ofrecen como a los que consumen.

Hoy les he hablado mucho sobre el abandono, pero más adelante quiero investigar y escribir de lo que aporta al consumo de diversiones prohibidas y tratar de responder por qué no se les enseña a los hombres a disfrutar con su pareja; ¿qué pasaría si dejan de juzgar el deleite femenino sexual dentro del matrimonio? ¿es verdad que la belleza femenina se desatiende con el tiempo y más en el matrimonio? Los animo a estar atentos de los siguientes artículos.

Ya para finalizar, sepan que pueden hacer algo por estas niñas (y niños) en situación de abandono, existen lugares de acogida; hoy se llaman orfanatos, casas hogar o la casa de los abuelos donde están sus propios sobrinos, hijos de padres separados. Los animo a que pasen tiempo con ellos, invertir en su educación; si son parte de una organización altruista, podrían hacer una visita, o inclusive invitar a su grupo de amigos a donar ropa, víveres y más que nada, dar su tiempo y voluntariado para que se sientan queridos, aunque sea por un día.

Y para las parejas, tomen responsabilidad de su situación afectiva sexual: Hombres, sepan que su placer cuesta más de lo que pagan por una hora, cuesta vidas enteras y una insatisfacción incapaz de llenarse en muchas noches de diversión pagada y que tampoco se satisface con ninguna mujer por muy experimentada que sea porque como dice un libro de Isabel Allende, “no hay mejor afrodisíaco que el amor”. Mujeres, no estén con alguien que las rechace cuándo sean eróticas y divertidas, plantéense la posibilidad de tener sexo por placer y no solo para agradar o ser madres (siempre desde la responsabilidad y con las precauciones adecuadas, por supuesto). Matrimonios, trabajen en su relación y bien estar emocional, no es favorable que estén separados viviendo juntos; acudan a terapia, vuélvanse a enamorar y con eso, disfrutarán más.

 

Bibliografía

  • Memorias de una Geisha
  • Isabel Allende, Hija de la fortuna
  • https://youtu.be/jc49PfN-EKI?si=wEjAZy3QCJFlOfPa
  • https://youtu.be/_pKGvRZe1f4?si=T8-TSeAOIh3Fwykp

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